sábado, 5 de septiembre de 2015

Primeras palabras



Palabras bajo mi custodia

¿Por qué escribir un blog? Como primera cuestión, por la necesidad de darle espacio a los textos que, hasta el día de hoy, vivían en la periferia de mi computadora. Como segunda cuestión,  por las ganas y la rebeldia ante el discurso patriarca que advierte que no se debe escribir ni publicar si aún no se ha logrado cierta fama. El amo es el que autoriza, el amo es el que decide qué está bien y qué no. He descubierto que no quiero seguir viviendo a escondidas o dando tumbos y grititos  como uno de mis personajes. Levantar  la cara, alzar la voz y mostrarme a través de Palabras bajo mi custodia es una decisión -no exenta de miedo y dudas- pero inscrita de tiempo completo en el deseo y la necesidad.

Soy una mujer migrante que vive de prestado:  la lengua, la ciudad y el pasaporte no me pertenecen. Me niego a pensar que en este siglo marcado por la pobreza de las mujeres y la banalización del arte, se deba permancer callada cuando se tiene la necesidad de hablar, escribir, pintar o llorar.

La posibilidad de LEER y ESCRIBIR por el mero placer de vivir en la palabra, es ya una apuesta. Estoy convencida que no hay mayor frustración que la de vivir como a una le permiten y no como una quiere. Me siento heredera de la cultura del silencio,  del recato que raya en el miedo y de la hipocresía que define nuestro tiempo. Me rebelo a seguir esperando que los señores me reconozcan y me den la autorización de publicar, me inviten a sus lecturas o me acepten en sus coloquios; donde priva -a lo ancho- el colonialismo blanco del que tanto hablan algunos, entre ellos la universidad; pero al que, irremediablemente y con gusto, sirven.

Mantener los poemas y los cuentos en una memoria vieja, en una memoria azul, donde a todas luces mis palabras comienzan a sufrir de frío y abandono. Es algo que no quiero hacer más. He decidido poner cuentos y poemas en este Blog, para que no se mueran ni de frío ni de viejos, sino vivan con más espacio y  ,en una de esas, hasta se descubran felices.

Estas son mis primeras palabras.

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